DANIEL 7. LAS CUATRO BESTIAS Y EL PODER MUNDIAL. SECCIÓN XVIII

Continuación de la sección XVII

Dinastía Real Persa.

Si bien hemos apuntado la dinastía XXVII Egipcia con lo que sucedió en ese periodo de la historia, y su implicación con el reino Persa. Ambos periodos históricos concuerdan con el relato de Daniel 7. No podemos separar la historia de la Biblia, ambas van paralelas en el tiempo, separarlas sería unos de los mayores herrores históricos.

Ya dijimos que el Oso, tiene la necesidad de poder, de devorar, de conquistas, no se sacia lleva acabo su ideal acabo, no importa el coste de vidas humanas, el imperio debe de ser majestuoso y poderoso. La conquista y la reconquista por parte de los persas y los Egipcios eran constantes. 

Como hemos visto anteriormente, la expansión territorial tuvo su comienzo durante el reinado de Ciro II (559-530 a.C.), con la colaboración del reino medo. Dijimos que este imperio alcanzó su máximo apogeo en el año 550 a.C., cuando llegó abarcar parte de los territorios actuales de Libia, parte de Grecia, Bulgaria, Pakistan, parte del Cáucaso, Sudan, y Asia Central, sin contar Mesopotamia y lo que es hoy Iran.

Al Oso le quedaba un reino por conquistar, bajo el contesto Bíblico y Histórico. En la batalla de Pelusio (Pelusium)525 a.C., los egipcios fueron derrotados por los persas y poco después callo Menfis en manos de Cambises. Psamético III fue capturado, y posteriormente ejecutado. Y a partir del año 525 a.C. Egipto fue persa.

Este poderoso imperio no se sacia con una sola conquista sino que va más aya. Libia y Cirenaica se sometieron voluntariamente a los persas, pero fracasó estrepitosamente cuando mando su ejercito al desierto occidental a causa de las  
enormes perdidas de hombre y material de guerra. 

En este punto no todos los historiadores o eruditos están de acuerdo. La campaña contra Etiopía más o menos tuvieron sus frutos, después de 59 campañas contra Nubia , nombre como se conocía a Etiopía. La campaña contra Nubia se llevo acabo en el año 524, en el Oasis de Siwa ó de Amón fue un fracaso.