miércoles, 14 de octubre de 2009

LA HUMILLACIÓN Y EL JUICIO DE UN REY III PARTE

Tercera parte:
El sueño de un Rey.

Nabucodonosor empieza con con una alabanza a sus súbditos (Dniel.4:1-3). En la proclama que dirige a todos sus súbitos es muy usual entre los pueblos árabes, el rey dice:

Nabucodonosor rey, a todos los pueblos, naciones y lenguas, que mora en toda la tierra: (tierra conocida en aquella época).
Paz os sea multiplicada. Las señales y milagros que el alto Dios ha hecho conmigo, conviene que yo las publique.

¡Cuan grandes son sus señales, y cuan potentes sus maravillas! Su reino, reino sempiterno, y su señorío hasta generación y generación.
En el Medio Oriente el saludo es signo de buena educación, cuando uno se encuentra con un amigo o un vecino, y sobre todo con los parientes se le saluda con las siguientes palabras: Shalom, o Salam (Luc.10:5).

Notemos que este caso es total mente diferente, el saludo viene del hombre más poderoso de la tierra. En los capítulos anteriores, el rey tuvo un conocimiento del Dios verdadero, por esta razón el rey había encontrado una paz de momento estable.

Este monarca que anteriormente era orgulloso y lleno de vanidad, da un testimonio personal ante todo sus súbditos; y que ahora se humillaba delante del Rey del universo y reconocía su dependencia del "Dios Altísimo", que "tiene dominio en el reino de los hombres, y que lo da a quien él quiere" (Dan. 4:25).

A lo largo de su prolongado reinado (605-562a.C.), el rey había aprendido que el Dios de los cielos revela los secretos más profundos a sus siervos los profetas, como en este caso a su siervo Daniel (Dan.2:28), y que solo Dios salva a sus hijos que son fieles, no importa el color o la raza.

El apóstol Pablo declara que muchos que no conocen la ley expuesta en Éxodo 20:1-17, por la ley serán juzgados Romanos 1-9. Y Jesucristo les dijo a los fariseos: No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido a abrogar, sino a cumplí. Porque de cierto os digo, que hasta que perezca el cielo y la tierra, ni una jota ni un tilde perecerá de la ley, hasta que todas las cosas sean hechas, (Mat.5:17-18; Mar.2:27-28; Luc.16:17). Todos seremos juzgados por la ley de la libertad, la ley que está en nuestra mente y que nos indica si lo que hacemos está bien o mal.

Muchos que por su ignorancia, pero que crean en un Dios de amor, será juzgado por la ley, y muchos hombres y mujeres de otras de nominación religiones monoteísta, que creen en Dios pero no tienen el conocimiento de la ley de Dios que esta expuesta
en el Pentateuco, (ÉXOD. 20:1-17) los cinco libros que escribió Moisés. Y que Cristo cumplió (Mat. 5: 17,18.).


Mucha gente creen que la ley fue abolida en la Cruz, pero eso no es cierto. Si estudiasen con diligencia las escrituras verán que lo único que fue abolido fue las leyes ceremoniales y rituales, no la ley que Dios dio al hombre, ya que entendemos que Dios es inmutable, tan bien su ley es inmutable.

Como estudiante de Teología, y como investigador de otras religiones, y muy respetuoso con todas ellas, encontré en el Corán un pasaje que me dejó sorprendido, dicho pasaje me lo indico una mujer temerosa de Dios y de su religión. Esta mujer me dijo que buscara en el Corán la Azora III, ver, 43.

Me dijo: ¿porque los musulmanes no leemos estos libros? yo no supe que decirle, pero le di mi palabra que lo investigaría. En el testo mencionado dice lo siguiente: Dios le enseñara el Libro, la Sabiduría, el Pentateuco y el Evevangelio. Esto es relacionado con el pueblo musulmán, tengo muchos "amigos musulmanes" tanto en mi país como en el Sajara, y ninguno de ellos me ha dado una explicación razonable.

Yo me pregunto: ¿porque el pueblo Islámico rechaza el Pentateuco y los Evangelios y no los leen?; ya que estos libros se encuentra en la Biblia, y el Pentateuco que son los cinco libros de Moisés, que es la Tora, que es la base de tener un conocimiento del Dios de Abrahán.

Todos somos hijos de Abrahán, incluyendo a Nabucodonosor rey de Babilonia; Dios dice: "Oyó Abrahán mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos, y mis leyes". (Gén. 26:5) La pregunta sigue en el aire.

Creo, firmemente, que hay en este pueblo, hombres
y mujeres temerosos de Dios. Y será Dios el que tenga
la última palabra tanto para Cristianos, Judios, y
Musulmanes. El hombre por su naturaleza humana
tiene tendencia al orgullo, y este es el caso del rey
Nabucodonosor, siguió siendo orgulloso e independiente
un rey que tenía todo el poder en sus manos, y fracaso.

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